El tamaño sí importa
Ancestralmente, nos hemos venido preguntando, preocupando e incluso acomplejando sobre una de las grandes preguntas de la historia de la humanidad. ¿el tamaño importa?
La cosa puede ir por metros cuadrados si hablamos del tamaño de nuestro salón de estar de tu casa, en comparación con la de nuestra infancia; de centímetros cúbicos si hablamos del tamaño del motor de nuestro monovolumen con el del vecino de nuestro adosado; de quilates que se pueden llevar en una misma falange en las reuniones vespertinas de amigas de la zona alta de la ciudad. Quedando así demostrado que el fenómeno es atemporal y que constantemente se renueva cuando se comparan gigas de capacidad en el disco duro en los encuentros de freakies informáticos.
Aún siendo numerosas las diferentes unidades de medición con la que constantemente nos vamos torturando; indudablemente, en especial a la parte andrógena del mundo, la reina de nuestros desvelos, complejos y frustraciones es la de los centímetros.
Recientemente tuvimos noticia que el omnipresente Sarkozy, en un reflejo más de su intencionada política de devolver a Francia su “grandeur” perdida en el mundo, realizó un casting entre los empleados de un Laboratorio que fue a visitar para que en ningún caso le superaran en altura en la foto de rigor. Desde este rincón le recomendaríamos a Super Sarko que no se lo tome así y que aprenda de su vecino Silvio, que no tiene reparo de salir junto al primer ministro checo, que sin duda por las instantáneas publicadas no tendría problema alguno en redirigir su carrera hacia el celuloide y hacerle la competencia al mismísimo Rocco Sifredi. Ni se me ocurre pensar que idearía messieur le President, en caso de visita oficial a Praga, de momento lo dejo para que ustedes mismos lo imaginen.
Fdo. El lobo estepario