El Che Donald´s Mc Guevara
Me piden que haga un artículo dedicado a la figura del Che; no sé si a rebufo de las recientes recreaciones cinematográficas sobre su vida (al menos aquella parte más documentada, no sé si la más interesante), o porque sencillamente nos puede servir de excusa para colocar su rostro y así captar más habitantes a aulua que empieza a adolecer de excesiva endogamia. De todas formas siempre es un placer el dedicar un rato a discutir sobre la figura de Ernesto Che Guevara.
El Guerrillero Heroico. Fotografía de Alberto Korda, tomada el 5 de marzo de 1960.
Curiosa figura la del Che, sin duda una de las más controvertidas de nuestra historia contemporánea: ¿Líder idealista? ¿Último revolucionario romántico? ¿Dirigente totalitario? ¿Marca global?
No creo que nadie con un mínimo atisbo de espíritu crítico no pueda encontrar argumentos a favor y/o en contra a la hora de responder a cualquiera de estas descripciones. Y ya no sólo por intentar reverdecer el decimonónico discurso de lo políticamente correcto y su ambigua equidistancia de radicalismo centrista; sino porque sería inmerecido el caracterizar al Che bajo un único paraguas identitario de entre los que se le atribuyen. En mi opinión, esta vez sí debemos acudir a la zona de los claroscuros. Con el Che no todo puede ser blanco o negro; cualquier juicio de valor debe mostrar una composición compleja como la que indican los etiquetajes de las ropas actuales que nos muestran los variados tejidos de las que están compuestas con su diferente porcentaje sobre el total.
¿Líder revolucionario de credo idealista o dirigente totalitario de regímenes opresores?
Dejando al arbitrio de cada uno el determinar en qué porcentaje fue uno u otro, lo que si está claro es que el Che no fue sólo ese símbolo o cara amable del izquierdismo más radical y en muchos casos totalitario, que durante muchos años ha servido para enmascarar las bajezas de regímenes opresores de inspiración filocomunista.
(Leo la cita de Muriel Spark señalando que «todo comunista tiene un ceño fascista, y todo fascista una sonrisa comunista«)
Es una imagen que aún hoy en día sirve como coartada para que estos regímenes puedan ir cerciorando poco a poco (Venezuela, Bolivia,…) o consolidando (Cuba) gravísimas limitaciones en las libertades y derechos individuales.
Parece que si alguien decide nacionalizar arbitrariamente una empresa (puede ser una simple explotación agropecuaria, no nos imaginemos únicamente un pozo de extracción de gas de Repsol) y le pone el nombre de Colectividad Ernesto Che Guevara, nadie discute si el expropiado era un oligarca opresor o un simple trabajador -pequeño terrateniente- que progresó en la vida. O ni siquiera, si la medida ayudó a mejorar la vida de la colectividad o enriquecer las cuentas de los interesados y nada idealistas dirigentes.
Por otro lado tampoco seré de los que pretendan criminalizar la figura del Che y ya no sólo en sentido figurado o de ley ética de vocación universal. A este efecto, la semana pasada leía que en Polonia la Ministra de Igualdad quería lanzar una propuesta para considerar la imagen del Che como propaganda totalitaria y poder condenar con hasta 2 años de prisión a quien reprodujera su imagen en camisetas, carteles,…. por ensalzamiento de un régimen totalitario.
¡Con un par! La verdad es que dejando a un lado lo que pase por Polonia, rincón del mundo del que por cierto últimamente nos llegan noticias de lo más curiosas -(calificativo incluido ad-hoc para evitar cacofonías no pretendidas) y turbadoras; es que hay una gran mayoría de lo que, para simplificar, podríamos definir como espacio ideológico de centro derecha occidental que asocia directamente la imagen del Che, con la de Hitler, Pol Pot o el propio Berlus…, perdón Mussolini.
Atendiendo a esa lógica, me imagino que la Ministra de Igualdad de Polonia (si tuviera un nombre menos polaco recordaría su nombre, les reto a que lo pronuncien sin acudir a un logopeda de origen eslavo) estará estudiando también la posibilidad de condenar a quien se le ocurra llevar un crucifijo en el pecho, colgar una bandera tibetana en el balcón o, si me apuras, llevar una camiseta con la imagen de Darth Vader. Símbolos todos ellos que en mayor o menor medida representan regímenes totalitarios (ya sean el nada democrático Vaticano, el antiguo régimen feudal-religioso del Tíbet o el propio Imperio representado en la saga galáctica).
¿Producto estrella del merchandising mundial o símbolo de libertad?
Si alguno de los descendientes del Che estuviera cobrando un céntimo de euro por cada uno de los productos en los que aparece su imagen, sin duda rivalizarían con lo más granado de la lista de los más ricos que cada año publica la Revista Forbes.
Estamos indiscutiblemente ante un reclamo comercial universal, ya sea para decorar la habitación de un adolescente alemán con voluntad idealista de cambiar el mundo; como para estamparse en un fanzine para pedir la legalización de la marihuana o porque sencillamente es un icono pop de nuestra época y forma parte del fondo de armario de cualquiera que se precie.
Está claro que, como cualquier símbolo pop, su utilización masiva durante muchos años ha provocado que finalmente confundamos exactamente lo que pretendemos comunicar, llegando a ser en muchas ocasiones sólo un recurso estético más.
De todas formas, no debemos olvidar que, detrás de su figura, sí hay un trasfondo ideológico, más o menos discutible, de inconformismo, rebeldía e idealismo revolucionario que no haríamos bien de dejar perder, porque ya no quedan tantos símbolos a los que se les pueda otorgar todo ese significado.
Sobre este tema, uno de los que mejor se ha pronunciado ha sido el cantautor argentino de cabecera Kevin Johansen con la canción McGuevara’s o CheDonald’s y con la que lanza un mensaje claro sobre el riesgo de banalización capitalista de la figura del Che.
Ver canción de KEVIN JOHANSEN + THE NADA – McGuevara´s o CheDonald’s
Precisamente es una contradicción más de las que aparece en el análisis del Che, y es que precisamente el sistema capitalista contra el que luchó toda su vida para eliminarlo, ha sido quien le ha hecho universal y atemporal, inmortalizándolo hasta no sabemos cuando.
En todo caso nos encontramos ante alguien donde claramente el personaje ha superado con creces a la persona. Ya he avisado al principio que sería deliberadamente ambiguo y ya no tanto por intentar la cobardía de quedar bien con todo el mundo, sino porque me parecería tan injusto criminalizar la figura del Che, como infantil e ingenuo creer que aún hoy en día su ideología es vigente y válida para mejorar este rinconcito de cosmos.
Fdo. El Lobo Estepario.