Cola Jet Set y La Buena Vida en el Contempopranea 2009
Pues bueno parece que será a mí a quién corresponda el repartir gominolas de regaliz en esta serie de crónicas de nuestra experiencia por el Contempopranea. Como representantes del lado más pop de un Festival Pop creo que es de justicia detenernos en los recitales de Cola Jet Set y La Buena Vida.
Alburquerque es un bonito pueblo rodeado de una vasta dehesa de alcornocales. Con un casco urbano que se va encaramando a través del típico entramado de angostas calles alrededor de una colina coronada por su altivo castillo. Y es en este marco, en el que estos maravillosos locos de la musica pop-indie nacional llevan …. Ediciones de este contempopranea festival; sin duda uno de los decanos, en un panorama festivalero sujeto a continuas apariciones, reapariciones y desapariciones de nuevos festivales.
Reproduciendo las palabras de Axel Pi de SIDONIE con el que cruzamos unas palabras “estas épocas de altibajos, ponen a cada uno en su sitio y quedan los Festivales organizados por profesionales fieles a la filosofía que los inspiró cuando lo iniciaron; fidelidad que es correspondida por su público”.
11 horas cruzado la abrasadora estepa castellana, el maestro Paniagua nos acerca a Alburquerque, sin duda le debe el nombre a los numerosos alcornocales (Quercus), que rodean la localidad. A ese nombre responde el primer pub con el que nos topamos a la entrada del pueblo. De ese rato, con los simpáticos feligreses que lo regentan y frecuentan, alcanzamos dos conclusiones:
– La primera que el redondeo eurísitco no llegó a estas lejanas tierras de frontera (cubatas y gintonics al insólito precio de 3,30 €);
– Y la segunda, que sin duda l’Institut Català per l’Integració tendría bastante trabajo en políticas de integración por estos lares; sirviendo como ejemplo la máxima que nos regaló un parroquiano en referencia a una participante de un programa de telebasura vespertina en el que declaraba ante toda España su homosexualidad: “Pan con pan, ¡qué tontería!, con lo bueno que está el pan con chorizo!!”….
Gracias a las habilidades de nuestro reportero de nuevo cuño, Rul, conseguimos esquivar una lastimera cola que se formó para poder entrar al cuco recinto instalado en el paseo de acceso al castillo. Ansioso por oír íntegro el concierto de los Cola Jet Set, de los que ya se oyen los primeros acordes y presentaciones, pasamos rápidos por los chiringuitos de merchandising para que, quien no haya previsto su indumentaria 100% pop, pueda participar en el concurso no oficializado de rey/reina al más poppie del Festival.
Aún con el sol en una insospechada altura a pesar de la hora en la que nos encontramos (21.30 hs.) –desde esta atalaya extremeña se divisa tierra portuguesa donde el huso horario ya nos recuerda que aquí el sol aguanta casi una hora más que en nuestra nada añorada Carcelona– oímos las tonadillas edulcorantes de la banda barcelonesa. Personalmente me hace ilusión el poder asistir finalmente a un concierto en vivo de ellos. Han sido bastantes años de ir oyendo sus melodías “happies” en diversos recopilatorios pop nacionales de Subterfuge, Elefant o similares. Sinceramente nunca llegué a conseguir oírles un LP entero de forma seguida, ante el riesgo de que el subidón de azúcar, me provocara una diabetes galopante.
De todas formas sí que es verdad que hay reconocerles que en su poder está el testigo de otras bandas nacionales fieles representantes de “Sugar Pop” como los Fresones Rebeldes de quienes recogieron las cenizas o el testigo según prefiramos verlo (no en balde, cuatro de sus integrantes pertenecían a la banda). Creo que grupos como los Cola Jet Set ocupan un hueco dentro del panorama del Indie-pop nacional que no deberíamos dejar extinguir. Ese del pop más sesentero con melodías fáciles con la mera pretensión de que disfrutemos de una música pop clásica para pasar un rato agradable.
El concierto giró alrededor de su nuevo disco “Guitarras y tambores” el primero producido para Elefant (sin duda el sello discográfico de pop nacional por excelencia) por el omnipresente Guille Milkyway (La Casa Azul). Mientras iban desgranando los temas, sus melodías pegadizas iban atrayendo al cada vez más un público que iba sorteando los ya comentados problemas de acceso al recinto. Ya en la parte final del recital les llegó el turno a alguno de sus canciones más conocidas como el “Quiéreme” de su primer disco, o “El sueño de mi vida” que ya fueron coreados por sus más fieles fans, entre los que un servidor aún de forma tímida podría ser incluido.
Ver a COLA JET SET EN EL CONTEMPOPRANEA 2009
Como curiosidad os comentaré que esta misma tarde acabo de comprobar desde mi retiro en las montañas que los señores de Camy todavía conservan al Cola Jet entre su muestrario de helados; sin duda, con el respeto debido a su coetáneo Drácula de Frigo, el mejor polo de la historia. Esperemos que esta larga vigencia en el mercado, también les sea transmitida a estos incombustibles chicos y que continúen durante mucho tiempo endulzándonos la vida con sus melodías con sabor a “tico-tico de sandía” (quien haya rebasado la treintena sabe a que masticable me refiero).
Ante todo, y de forma preliminar, quiero recalcar –por si hiciera falta- que La Buena Vida en mi opinión sobrepasa la de ser la banda pop nacional por excelencia, siendo una pieza básica para poder entender la evolución musical de este país a lo largo de estos últimos 20 años.
Bueno, bueno…. No sé si fue el almirante derrotado o el propio rey Felipe II (reconozco que me ha dado pereza tirar de Wikipedia); quien acuñó aquello de que “no vine a luchar contra los elementos”. Y no es que justo cuando fueran a iniciar su recital cayera un chaparrón torrencial; pero es que claro iniciar el concierto cerca de las 3.00 hs. de la madrugada; con un aforo ya “in crescendo” tras las potentes sacudidas de, entre otras, Catpeople o Vetusta Morla; y a eso encima añadirle que era su primer recital tras el abandono de Irantzu su eterna vocalista. Pues efectivamente eran demasiados handicaps para que pudieran enganchar a un público más numeroso y juvenil que el segundo día, y que en cierto número habían acudido atraídos por la presencia de los Vetusta Morla, sin duda uno de los más importantes enganches comerciales del Festival.
A pesar de todo eso, a un servidor, mientras los rescoldos debidamente actualizados de Donosti Sound inundaban el palco, le sirvió para poder disfrutar de unos momentos de relajación e introspección personal, necesarios en un Festival en el que los conciertos se sucedían y no dejaban apenas descanso para poder disfrutar de una bien merecida copa sazonada con buen humo.
Sin llegar a caer aún en la nostalgia sí que es cierto que, más allá de la militancia más o menos incondicional de un servidor por lo que significa esta banda, parece indiscutible que sus mejores épocas ya pasaron hace años y que, aún sin descartar (ansiar?) alguna sorpresa agradable, están en un proceso de plena decadencia que esperemos no les lleve a acabar arrastrándose por los escenarios tirando de su militancia más entregada y fiel, con la intención y aspiración de poder abrirles esa caja de la nostalgia que todos con más o menos peso todos vamos cargando a nuestras espaldas.
Fdo. El Lobo Estepario