El sandiazo
En primer lugar quisiera presentarme, mi nombre es Abel si pongo mi nombre porque considero que lo de esconderse detrás de un anónimo o un nickname (perdón a veces me olvido en que foro me encuentro) no deja de ser una burda patraña para amparar opiniones e insidias de cobardes.Una vez aclarada la identidad del que suscribe este modesto apartado de crítica catártica global, quiero agradecer en primer lugar a Raul que me prestara su plataforma personal para que pudiera repartir mis sandiazos.
¿Por qué un sandiazo?
Pues muy sencillo, porque me encanta la forma en la que estalla y se hace añicos la sandía. Hay gente que se siente hipnotizada por la mera observación del fuego; otros se sienten relajados al oir el sonido del agua de un arroyo; los hay incluso que prefieren una canción de Enya e incluso se han documentado casos en los que determinados asesinos en serie, justo antes de cometer sus crímenes, habían escuchado un disco de Luis Cobos -no os perdais el enlace, por favor- o Phil Collins (de hecho existe ya una Ponencia Parlamentaria para que dicha audición sea contemplada como circunstancia atenuante en los procesos penales). Pues miren Uds. a mí me dio por la sandía, es del tamaño perfecto para ser manipulada por una o dos manos, tiene la textura perfecta para poder ser arrojada sin problemas; pero sobretodo destacaría por encima de todo el color, ese verde oscuro esconde en su interior un rojo intenso que aflora moteado con las pepitas negras que se expanden a modo de metralla sobre la superficie donde fue arrojada.
¿De dónde surge el sandiazo?
La idea original surge del visionado hace tiempo de una de mis productos televisivos preferidos: Doctor en Alaska. En uno de sus episodios (por favor echarle un vistazo) el comentarista radiofónico de la emisora local K-OSO, Chris Stevens, verdadero líder espiritual y filosófico de la comunidad, propone a la misma que participen con él en una verdadera acción de catarsis colectiva para asisitir al lanzamiento desde una catapulta de una vaca. Finalmente abandonan el elemento primitivo y salvaje y optan por un piano objeto inerte que siembra la discordia a lo largo del episodio y entiende que simboliza mejor la catarsis pretendida; que no deja de ser en sí mismo disfrutar del mero lanzamiento. Ése es el objetivo, intentar conseguir depurar nuestro día a día de todo aquello que nos agreda, ya sea nuestra sensibilidad, ideología, o la propia inteligencia; intentaremos crear una plataforma en la que cualquier persona interesada pueda de forma, sólo de momento, metafórica estallar una sandía para así liberarnos de ese malestar entre todos. Si no lo habeis hecho jamás, de verdad que os lo recomiendo.
Pero ya está bien de barato sermoneo, de momento no pretendo hacer un decálogo dogmático. En sucesivas actualizaciones o entregas de este pequeño rincón oscuro de Aulua, iremos actualizando entre todos los motivos que nos mueven para estallar sandías de todas las formas posibles, con la única condición y límite de que no puedan dañar la integridad física de nadie. Otra cosa sería la psíquica o moral porque la pelota ,o mejor dicho la sandía está en juego y no se admiten límites ni censuras. Construyamos ya esa catapulta que nos permita lanzar todo aquello que se nos antoje, cuanto más lejos mejor.
En fin que como he adelantado antes, este es un espacio de crítica catártica colectiva, vamos a predicar con el ejemplo y os adelanto algunos retazos de un artículo excelente de Andres Trapiello; que bajo el título de «La Zahurda Global» y desde el Magazine de La Vanguardia (27 Abril 2008) critica los blogs como «espacios amparadores de conductas cobardes e insidiosas al obtener gran parte de su contenido de opiniones anónimas que generan la natural indefensión de quien las recibe». El autor realiza una comparación entre las antiguas sociedades cerradas del «rancio burgo español» donde el anonimato se lanzaba de forma cobarde como arma arrojadiza para generar indefensión y desasosiego al que iba dirigido; con el fenómeno de la proliferación de espacios en internet donde las murmuraciones de las antiguas víboras se esconden ahora en originales y anónimos nicknames.
El autor lo resume diciendo: «Resulta difícil explicarlo , pero siempre hay alguien a quien le gusta untarse el dedo en su propio excremento, como a veces se ve en las letrinas ferroviarias, para escribir algo a la altura de esa tinta no precisamente simpática. (…) Indagar las razones por las que alguien se refugia en el anónimo o escribe con mierda en la puerta de un retrete excede el espacio de esta hoja».
En fin, como diría aquel ….. el primer sandiazo EN LA FRENTE!
Bueno, pues ya lo sabeis, en esta sección el único límite y censura será el de firmar las opiniones. A partir de ahí espero recibir vuestras colaboraciones y poder llenar este espacio virtual de sandiazos.
Abel
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